UNMSM, 4/6/2010
1. Introducción
Antes de abordar el tema creo que es importante señalar que el asunto de la interculturalidad no ha sido puesto por la filosofía en la orden del día. Lo único que hace la filosofía es lo que le corresponde: dejarse convocar, como anotara Heidegger, por aquello que más merece que pensemos, y lo que más merece que pensemos es aquello que nos constituye como lo que somos. Y no somos otra cosa que existencia, seres en el mundo, en lo que consiste nuestra esencia.
Hoy somos en un mundo poblado de diversidades. La convivencia, frecuentemente conflictiva, entre esas diversidades es lo que nos constituye como seres humanos, y por eso es esto lo que más merece que pensemos.
Para abordar el tema me voy a referir, en primer lugar, a la actualidad y su hacerse y, en segundo lugar, a la interculturalidad como perspectiva para gestionar ya no sólo la coexistencia (multiculturalidad) sino la convivencia (interculturalidad) de diversidades.
1. Introducción
Antes de abordar el tema creo que es importante señalar que el asunto de la interculturalidad no ha sido puesto por la filosofía en la orden del día. Lo único que hace la filosofía es lo que le corresponde: dejarse convocar, como anotara Heidegger, por aquello que más merece que pensemos, y lo que más merece que pensemos es aquello que nos constituye como lo que somos. Y no somos otra cosa que existencia, seres en el mundo, en lo que consiste nuestra esencia.
Hoy somos en un mundo poblado de diversidades. La convivencia, frecuentemente conflictiva, entre esas diversidades es lo que nos constituye como seres humanos, y por eso es esto lo que más merece que pensemos.
Para abordar el tema me voy a referir, en primer lugar, a la actualidad y su hacerse y, en segundo lugar, a la interculturalidad como perspectiva para gestionar ya no sólo la coexistencia (multiculturalidad) sino la convivencia (interculturalidad) de diversidades.