José Ignacio López Soria
Laudatio, con motivo del otorgamiento de la distinción de profesor honorario al filósofo argentino-mexicano Horacio Cerutti Guldberg por parte de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, el 24 de noviembre de 2011.
Introducción
En la tradición universitaria medieval, la colación de grados estaba siempre precedida por una “laudatio” que un miembro del claustro hacía para presentar al que iba a recibir la “licencia docendi”. A mí me tocó hacerlo, por primera vez, en esta antigua capilla Loreto o salón de grados de San Marcos, con motivo de la distinción honorífica otorgada a mi maestra y amiga, la filósofa húngara Ágnes Heller y luego a otro colega, el filósofo italiano Gianni Vattimo , como lo he hecho también para Manuel Burga y Mario Vargas Llosa en la Universidad Nacional de Ingeniería. Ahora tengo el honor, que agradezco a San Marcos, de pronunciar la “laudatio” de Horacio Cerutti Guldberg, un hombre dedicado a la filosofía, que nació en Mendoza, Argentina, en 1950 y adoptó la nacionalidad mexicana en 1993. De su enjundiosa trayectoria intelectual me fijaré en algunos aspectos, sin la pretensión, por cierto, ni de ser exhaustivo ni de hacer un análisis pormenorizado de sus propuestas filosóficas y convocaciones al pensamiento. Basten algunas pinceladas para advertir que el grado de profesor honorario que hoy se le otorga está más que merecido y, sobre todo, para invitar a la meditación de su amplia y fecunda producción intelectual.
No quiero dejar de mencionar que en la preparación de esta “laudatio” me han sido muy útiles las informaciones que me ha proporcionado el joven filósofo y amigo Rubén Quiroz.
Formación universitaria
Después de obtener, en 1973, la licenciatura en filosofía y el título de profesor de secundaria, normal y especial en filosofía en la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza, Argentina), Horacio Cerutti Gulberg revalida, en 1977, ambos títulos en la Universidad de Cuenca (Ecuador), y obtiene el doctorado en filosofía en esta misma universidad en 1978. Ya las tesis para estos títulos y grados revelan su preferencia por el estudio del discurso utópico y el pensar latinoamericano, especialmente por la filosofía de la liberación.
El éxito manifiesto en sus estudios le permite beneficiarse con becas como la obtenida para investigar el pensamiento filosófico argentino en el Instituto de Filosofía de la Universidad de Cuyo, la de la Fundación Bariloche para hacer la maestría en epistemología de las ciencias sociales, la del Ökumenischen Studienwerk de la Iglesia Evangélica Alemana para estudiar intensivamente el alemán, o la de la Alexander von Humboldt Stiftung para hacer estudios en Nürnberg y Berlin sobre metodología de la historia de la ideas y la cultura en América Latina.
Su trabajo en México le lleva, igualmente, a varios reconocimientos, desde el de huésped distinguido de Chiapas hasta la categoría de investigador de nivel 1 del Sistema Nacional de Investigadores de México y coordinador del Programa de Postgrado en Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Más tarde vendrán los reconocimientos en el exterior, como el Diploma al Mérito “por su reconocida trayectoria académica en filosofía”, que le otorga San Marcos en 2006, los doctorados honoris causa que le confieren la Universidad Ricardo Palma y la Universidad de Varsovia, además de otras distinciones en Argentina, Italia, Ecuador y otros países.
Docencia
Como podemos imaginar, su labor como docente es larga y variada. Comienza con la enseñanza secundaria, impartiendo cursos de psicología, lógica, historia y filosofía en su tierra natal para pasar enseguida a enseñar en las universidades de Salta, Córdoba, Cuyo y en otras instituciones académicas argentinas hasta 1975. Pasado el largo vendaval de la dictadura, regresa temporalmente a sus “pagos” argentinos para ofrecer cursos breves, conferencias y asesoría en instituciones académicas y de política educativa de Córdoba, Cuyo, Misiones, Mendoza, etc.
En Ecuador, país que le acoge a su salida de Argentina, enseña e imparte seminarios, principalmente, en la Universidad de Cuenca, y en Alemania se desempeña como profesor de lengua y ciencias sociales en Kassel.
Pero es en México en donde su trabajo docente es más largo y sostenido, desde 1980 hasta la actualidad. Después se pasar por la Universidad Pedagógica Nacional (Azcapotzalco), se concentra, desde 1983, en la UNAM, en donde se desempeña como investigador y luego director del Centro de Investigaciones sobre America Latina y el Caribe y como profesor en la División de Estudios de Postgrado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y en el Instituto Matías Romero de Estudios Diplomáticos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, además de ser profesor en otras instituciones del DF y de otras ciudades mexicanas.
Imparte, igualmente, cursos y seminarios en otros países como Colombia, Costa Rica, Cuba, España, El Salvador, Honduras y Venezuela.
Dentro de la labor docente, además de la impartición de cursos, seminarios y conferencias, es de particular importancia la dirección y tutoría de tesis. El profesor Cerutti ha dirigido 28 tesis de licenciatura, 40 de maestría y 25 de doctorado, y ha integrado en 68 oportunidades tribunales de tesis.
Áreas y temas de cursos y conferencias
Interesa dar cuenta, aunque sea sucintamente, de las áreas y temas de su trabajo intelectual. En un recorrido somero por los títulos de sus cursos, seminarios y conferencias se advierte una particular concentración en “Nuestra América” (Martí) como eje articulador de su preocupación académica y de su compromiso ético y político. La mirada de Cerutti y su praxis teórica se fijan en los aspectos sociales, educativos, culturales, políticos y filosóficos de “Nuestra América”, desde una perspectiva marcada desde el inicio por la apuesta por la utopía, que entiende en términos de liberación e integración. Importa subrayar que esa mirada incorpora las racionalidades de los pueblos originarios, ofrece elementos para una ontología de la actualidad, dialoga con la filosofía occidental, y se concentra en la filosofía colonial y la moderna. Además de la historia de la filosofía en América Latina o como parte de ella, le interesan los derechos humanos y la praxis de la resistencia a la dominación, la geopolítica y la integración, el fenómeno migratorio, la educación y la función de la universidad, los caudillos y la radicalización de la democracia, la interculturalidad y la identidad, y la relación entre ética y desarrollo. El compromiso académico le lleva, además, a la epistemología, dedicando algunos de sus trabajos a la metodología de la investigación tanto en sus aspectos teóricos como en los prácticos.
Pero hay una pregunta que le inquieta desde el inicio de su praxis académica: ¿cómo hacer filosofía desde “Nuestra América” y, especialmente, cómo hacerla en clave utópica y liberadora? De una u otra manera, esta pregunta, siempre abierta y siempre dispuesta al diálogo fecundo con el pasado de nuestro propio presente y con el mundo que nos rodea, alimenta sus conferencias, sus seminarios, sus cursos y, en fin, su proyecto de vida. Un proyecto que, como dije arriba, trata de conjugar el trabajo académico con el compromiso ético y político, y que, como podemos suponer porque es parte de nuestra condición de existencia, tiene que contar con la posibilidad de vérselas con la violencia física y simbólica. El acercamiento de Cerutti al psicoanálisis y a la teología de la liberación pone de manifiesto que la búsqueda de respuesta a la pregunta formulada arriba exige transitar por caminos diversos, aunque no ajenos, al quehacer filosófico. Porque la filosofía, cuando se entiende como “profesión” en el sentido weberiano, o como “convocación al pensamiento” en el sentido heideggeriano, o, al decir de Lukács, como praxis teórica del moderno “hombre problemático”, no puede quedarse en los estrechos márgenes de las disciplinas filosóficas. Necesita indagar en las profundidades del “ello” y del inconsciente colectivo, meterse en el complejo mundo de las relaciones sociales, y hasta aventurarse a adivinar los signos de lo sagrado en las huellas de su ausencia.
Publicaciones
Esta apertura a diversos horizontes de significación, sin perder de vista la pregunta por el sentido de un filosofar propio de “Nuestra América”, queda igualmente de manifiesto en los escritos del profesor Cerutti. Si no me he equivocado en el conteo rápido, el profesor Cerutti ha publicado 19 libros, 224 artículos, ponencias y capítulos de libros, 285 reseñas, notas y prólogos, y 8 materiales didácticos y de divulgación, es decir, un total de 536 títulos que ocupan varios miles de páginas, en exactamente 40 años de producción.
Los libros, algunos de ellos con varias ediciones, han sido publicados en editoriales y centros académicos de Ecuador, México, Colombia, Costa Rica, Francia, España, Argentina y Cuba. Los artículos, ponencias, capítulos de libros, reseñas, notas y prólogos andan dispersos por revistas y obras colectivas de, al menos, la mitad del mundo, mientras que el material didáctico y de difusión está concentrado en México.
Temas recurrentes en sus escritos son la historia de las ideas en América Latina, la filosofía de y para la liberación, la apuesta por la utopía, la ética, la religión y particularmente la teología de la liberación, la política, la resistencia popular, la ciudadanía, la democracia y la integración, y la identidad latinoamericana, temas todos ellos concordantes con su primigenia preferencia por la filosofía política. Se advierte en su escritura una persistencia terca en seguir “filosofando y con el mazo dando” –título de un libro reciente-, haciéndolo conscientemente desde el horizonte discursivo y la realidad territorial, cultural, social, educativa y política de América Latina. Aborda, además, otros temas como el estudio de las lenguas clásicas –objeto de su primer artículo, en 1971-, la alteridad, la percepción del otro y la interculturalidad, y hasta explora el mundo del arte con estudios sobre el teatro de Brecht, la danza, la música y el arte popular.
El frecuente recurso a la pregunta en la titulación de los escritos sugiere un filosofar que interpela al lector convocándole a explorar con el autor los caminos del pensamiento.
El trabajo de Cerutti como escritor le lleva, además, a implicarse en la fundación de revistas como Pucara (Cuenca, Ecuador), a la dirección de la revista Pensares y haceres, y a formar parte del comité editorial de 31 revistas de América y Europa, y, además, a asumir la dirección de números específicos de revistas, volúmenes sueltos de diversos tópicos, y colecciones como las de homenaje a Leopoldo Zea, El Ensayo Iberoamericano, Filosofía de Nuestra América, y Democracia y Cultura. Además de ser parte de varios círculos filosóficos, participó en la elaboración del Diccionario de Filosofía Latinoamericana.
No es raro que una producción intelectual tan vasta como la del profesor Cerutti haya sido objeto de estudio en obras como Biographical Dictionary of Twentieth-Century Philosophers (London/New York, 1996) por Army A. Oliver, Filósofos mexicanos del Siglo XX (México, 2000) por Antonio Ibargüengoitia, Filosofía, utopía y política. En torno al pensamiento y a la obra de Horacio Cerutti Guldberg (México, 2001) por Rubén García Clark, Luis Rangel y Kande Mutsaku, Semillas en el tiempo. El latinoamericanismo filosófico contemporáneo (Mendoza, 2001) por Laura Mues de Schrenk, y Personajes latinoamericanos del Siglo XX (México, 2006) por María del Rayo Ramírez Fierro.
Aportes más significativos
Entre los aportes más significativos, los estudiosos de la obra de Horacio Cerutti suelen destacar aquellos que tienen que ver con sus propuestas teórico-ético-políticas, como las relacionadas con la filosofía de la liberación y la apuesta por la utopía, entendida la primera como pensamiento para la liberación, la segunda, en términos del propio Cerutti, como núcleo motriz de la praxis de la resistencia, y ambas, añado yo, como hontanar de alternativas contrahegemónicas frente a la dominación epistémica, práctica y simbólica que nos aqueja de antiguo en esta “Nuestra América”.
A fines de la década de 1960 y comienzos de la siguiente se agudizó la toma de conciencia de esta condición ontológica de nuestra existencia, como los recordó ayer magistralmente David Sobrevilla en la conferencia inaugural del foro sobre la obra de Augusto Salazar Bondy. Horacio Cerutti se sintió pronto convocado por la pregunta de Salazar y otros filósofos acerca de la posibilidad de una filosofía liberadora de y para “Nuestra América”, y se embarcó desde entonces en una tarea que prosigue hasta hoy.
En la búsqueda de fuentes de inspiración para desarrollar esa tarea, Cerutti ha dedicado buena parte de su trabajo al estudio riguroso del pensamiento latinoamericano, pero su estudio no se reduce a una reconstrucción aséptica o axiológicamente desvinculada de la manera de darse del ejercicio filosófico en nuestro medio. Yo lo leo, más bien, como un diálogo siempre abierto y siempre interpelante con los mensajes que nos vienen de nuestros coetáneos y de quienes antes que nosotros se atrevieron a pensar filosóficamente nuestras condiciones de existencia o a refigurarlas simbólicamente a través del arte, apuntando siempre a la realización plena de la posibilidad humana para los colectivos sociales que pueblan “Nuestra América”.
Poco o nada de esto último puede hacerse sin atreverse, como dijera Kierkegaard en su momento, “a levantar el puño contra Dios”, a medirse con los poderes que nos conforman y nos atenazan, a alzar el vuelo al amanecer para otear horizontes de convivencia enriquecedora y gozosa de las diversidades que nos constituyen y para abrir caminos que hagan posible la apropiación crítica de la riqueza de perspectivas acumulada por la humanidad. Cuando uno apuesta, como lo hiciera tempranamente Cerutti, por la filosofía como ejercicio teórico para la liberación y por la utopía como hontanar de perspectivas contrahegemónicas, el quehacer filosófico y el compromiso ético y político se funden en un maridaje mutuamente enriquecedor que provee de densidad histórica al pensamiento, de enjundia teórica al comportamiento ético y de eticidad al compromiso político. Tengo para mí que en hermanar estas tres dimensiones de la posibilidad humana está el empeño mayor del trabajo y, incluso, del proyecto de vida del profesor Cerutti.
Y en esta tarea, amigo Horacio, puedes estar seguro de que cuentas con nosotros.
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