Opina José Ignacio López Soria
Entrevista telefónica publicada en: Domingo. La revista de la La República, Lima, 11 marzo 2012, p. 8.
José de la Riva-Agüero ha tenido un tránsito significativo en su pensamiento. Pasó de una posición relativamente agnóstica a un catolicismo ultramontano, acompañado de una línea autoritaria muy fuerte, con tendencia a apoyar a gobiernos autoritarios y con desconfianza en la democracia.
Ese segundo Riva-Agüero aparece a finales de los 30, época en la que el fascismo y nazismos llegan al gobierno en Italia y Alemania como forma para enfrentar al liberalismo y al comunismo. Riva-Agüero se inclina hacia el fascismo, tenía veneración por Benito Mussolini, se convierte en su adalid y defiende sus ideas en el Perú. Él mismo se consideraba fascista. Su forma de militancia era a través de la escritura, de la formación de grupos a su alrededor y de la Universidad Católica.
[La entrevistadora confunde las fechas]
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