José Ignacio López Soria
Inédito, pero parte del contenido está incluido en otros textos publicados, como, por ejemplo en: ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta la educación superior peruana en la actualidad? Contacto Foro. Lima, Foro Educativo , año X, n° 161, oct. 2007, p. 2-3.
1. Escenario de la actualidad
Es de suyo evidente que la actualidad está ya muy lejos incluso del pasado más cercano. No son pocos los que piensan que estamos en un cambio no sólo de época sino del paradigma todo que comenzó con los primeros barruntos de la modernidad.
Sin entrar aquí en ese debate, me limitaré a dejar indicados algunos de los que considero procesos esenciales de la actualidad: globalización, virtualización, telematización y clientelización.
Defino la globalización como un conjunto de procesos que apuntan a hacer del globo el marco obligado de referencia de la acción humana. Se trata, pues, del varios procesos y no sólo de uno , y se trata, además, de procesos, es decir de algo no terminado sino en marcha. Que el globo sea el marco de referencia de nuestras acciones quiere decir que el mundo entero se convierte en nuestra aldea, expresado filosóficamente: en el espacio dentro del cual la acción humana encuentra su sentido. Todo otro espacio, el espacio nacional, por ejemplo, comienza a quedarnos estrecho, como una camisa de fuerza o jaula de hierro de la que necesitamos escapar.
Estos procesos afectan, de manera más visible, a los subsistemas sociales, y entre ellos especialmente al de intercambio de bienes y servicios (mercado). Poco a poco vamos adviertiendo que la globalización atraviesa también los otros subsistemas sociales: el de producción de bienes y servicios (industrialización), el de gestión/administración general de la sociedad (poder político), el del uso legal e ilegal de la violencia (poder militar, paramilitar, otros), el de generación, difusión y reproducción de conocimientos, competencias, valores, etc. (escuela), etc. Sostengo, además, auque no puedo desarrollarlo aquí, que también las esferas de la cultura (objetividad, legitimidad y representación sensible) se ven cada vez más afectadas por los procesos de globalización, es decir, también para ellas o especialmente para ellas, el globo (la humanidad no sólo como concepto sino como conjunto de los habitantes del planeta) constituye el marco obligado de referencia. Finalmente, la globalización implica, para bien o para mal, a cada vez más regiones del mundo y a cada vez más personas y sociedades humanas.
De la virtualización diré solamente que se trata de un proceso por el cual la realidad se virtualiza a pasos agigantados, es decir pierde su fisicalidad para adquirir una entidad que no es aprehensible ni manipulable por los medios tradicionales de aprehensión y manipulación que aplicamos a la realidad física. Al fondo de estos medios tradicionales hay una concepción del espacio y del tiempo que no es adecuada para vérselas con la realidad virtual. De aquí se desprenden trascendentales consecuencias tanto para la teoría del conocimiento y el mundo científico como para las aplicaciones tecnológicas.
Con telematización aludo no sólo al conocido proceso de informatización de la vida humana, conducente al ideal de la "sociedad interactiva y transparente", sino al hecho de que estos procesos pueden operar a las escalas que las tecnologías de las telecomunicaciones hacen posibles.
Finalmente, la clientelización se refiere a esa tendencia a que el mundo entero de la oferta y sus antecedentes se oriente cada vez más hacia la satisfacción del cliente, una cliente cada vez más singularizado y singularizable.
2. Hacia una nueva formación profesional
Necesitaba referirme a este escenario, aunque sea sea en sus trazos más gruesos, para llegar al punto que nos interesa: la formación. También aquí voy a ser esquemático, voy a reducirme a enunciar, a partir de las tendencias que comienzan a aparecer en el presente, algunas de las características de la formación profesional del futuro:
Diacrónica. Se irán borrando los límites entre el tiempo para la formación y el tiempo para el trabajo. La formación dejará de ser lo propio de una determinada etapa de la vida para convertirse en una actividad permanente, continua. Perderá, por tanto, sentido la distinción que todavía hacemos entre formación inicial y continua. La educación será un continuum en el que la distinción entre las etapas serán sólo una cuestión de énfasis.
Ubicua. Cualquier lugar puede volverse un centro de aprendizaje. Se difuminarán los límites entre escuela y puesto de trabajo. Habrá, por tanto, que repensar la relación entre espacio de aprendizaje y espacio de trabajo, lo que obligará a un cruce interinstitucional al que no estamos acostumbrados. La escuela, lo estamos viendo ya, se vuelve un poco empresa, pero la empresa tendrá también que ir volviéndose un poco escuela. La escuela sale al encuentro de su entorno, y en el entorno comienzan a surgir formas nuevas de escuela. La red de Centros de Innovación Tecnológica, que está comenzando a implantarse en el Perú, es sólo la punta de lanza de este proceso.
Aprendiente. A diferencia del carácter fundamentalmente "enseñante" de la escuela moderna, la escuela del futuro tendrá que ser principalmente "aprendiente", es decir centrada en el aprendizaje más que en la enseñanza. No se tratará ya tanto de transmitir conocimientos sino más bien de desarrollar competencias, de las cuales la fundamental es la capacidad de aprender. A la escuela se irá no tanto a asimilar conocimientos cuanto a "aprender a aprender".
Interactiva. Interactividad en dos sentidos: relación educador-educando y relación medios educacionales y proceso educativo. El educando debe pasar de la pasiva condición de alumno a la de participante activo, y el profesor a la de facilitador. Entre participante y facilitador se establecerá una rica relación que, como se acaba de indicar, tendrá por objeto despertar y desarrollar en el participante la capacidad de aprender. Por otro lado, los medios educacionales dejan de ser objetos inertes para convertirse en instrumentos con los que el educando puede y debe dialogar, lo que quiere decir que hay que hacer una reingeniería del proceso educativo a fin de explotar todas la posibilidades que ofrecen los medios interactivos.
Personalizada. Gracias a los medios actuales, hay cada vez mayor posibilidad de que la formación se adecúe a las condiciones concretas -físicas, psíquicas, sociales, culturales, etc.- del educando, sea éste un individuo o un grupo. La clientelización, por otro lado, lleva implícita la idea de que el educando debe ser respetado en su diversidad y siempre considerado el objetivo fundamental del proceso educativo. ¿La clientelización debe operar sólo en cuanto a facilidades, métodos y sistemas o también en cuanto a los conocimientos, valores y competencias? Las innovaciones, además de oportunidades, conllevan riesgos que hay que saber afrontar.
Holística. Frente al fragmentarismo que, en concordancia con la matriz productiva, ha caracterizado a la formación profesional tradicional, la nueva será una formación que insistirá mucho más en la integración de conocimientos y competencias para asumir realidades y procesos completos. El especializacionismo fragmentarizante está desapareciendo. Se requieren recursos humanos con visiones de conjunto y capacidad para tomar o proponer decisiones, resolver problemas y no sólo asumir tareas, adaptarse al cambio, etc.
Flexible. En consonancia con lo anterior y a diferencia de la rigidez de la formación tradicional, la nueva formación profesional tendrá que ser flexible. Esta flexibilidad debe afectar a los sistemas y métodos de aprendizaje, pero muy especialmente a los contenidos por su rápida obsolescencia. Lo aprendido, en términos de contenido, será siempre precario, provisional. De ahí la importancia de la formación continua y del aprender a aprender.
En equipo. Hasta ahora, la formación profesional se hace en grupo -la clase- por razones que tienen que ver más con condiciones económicas (costo/beneficio) que con razones formativas. Hay, por cierto, excepciones, pero lo normal es que el proceso de enseñanza/aprendizaje sea una relación individual profesor/alumno, aunque ésta se desarrolle en un escenario poblado por otros asistentes individuales. El trabajo individual y fragmentado está, en la producción, dando paso al trabajo en equipo (asunción colectiva de responsabilidades, intercambio de roles, etc.). La formación debería facilitar el desarrollo de competencias para trabajar en equipo, y nada mejor para ello que formarse en equipo. Los recursos del teletrabajo facilitan y enriquecen enormemente esta posibilidad.
Informativa. No hay duda de que la información (disponibilidad, emisores, posibilidades de acumulación y tratamiento, interactividad, contemporaneidad, etc.) ha abierto posibilidades insospechadas a muchos aspectos de la vida humana, entre ellos a la formación y el ejercicio profesionales. Asumir estes nuevo dato y aprovecharlo inteligente es tarea urgente de la educación. Si antes dijimos que la formación debe centrarse en "aprender a aprender", ahora añadimos que el principal aprendizaje debe concretarse en saber generar, buscar y acumular información, tener criterio para seleccionar la pertinente, manejar métodos y técnicas para procesarla , saber establecer relaciones, etc.
No presencial. La formación ha sido, hasta ahora, fundamentalmente presencial. Las tecnologías hoy disponibles permiten que se vaya introduciendo la no presencialidad como componente importante de los procesos formativos, generalmente complementando y a veces sustituyendo la educación presencial. Esto facilita e incrementa la oferta educativa, tanto la nacional como la extranjera, y puede incrementar igualmente la demanda. Por otro lado, pierde vigencia, por inconsistente, la idea de que la educación a distancia es de baja calidad. La educación no presencial pone a disposición del proceso educativo recursos (profesores, tutores, bibliotecas, laboratorios, etc.) que están totalmente fuera del alcance de la formación sólo presencial. Todo esto abre posibilidades insospechadas, tanto en términos de calidad como de cobertura, y vuelve inadecuados los reglamentos y leyes vigentes.
Global. Finalmente, pero no en último lugar, la formación profesional del futuro tendrá que ser "referencialmente global", es decir tendrá que asumir el globo como marco de referencia tanto en lo cognoscitivo como en lo valorativo y en lo relacionado con el desarrollo de competencias. En la base de esta tendencia está, es indudable, la competitividad comercial pero no sólo ella. No es sólo que haya que prepararse para una lucha de todos contra todos, sino que hay que hacerse a una convivencia de todos con todos, y por tanto formarse para la multiculturalidad, la cercanía de lo extraño, la multiciudadania, la responsabilidad internacional, la diversidad de lealtades, el no perderse en la variedad y diversidad de ofertas educativas, etc. La globalización es un proceso en marcha que debería ir teniendo su traducción en los procesos formativos.
3 Conclusión
La lista anterior puede, probablemente, ser alargada. No se trataba de ser exhaustivos, sino de dejar sueltas algunas provocaciones para ver si los responsables, en chico o en grande, de la formación profesional se echan a pensar en posibles cambios.
Cuando lo hagan, cuando comiencen a indagar y desarrollar alternativas, se encontrarán, qué duda cabe, con resistencias provenientes de nuestras propias percepciones y valoraciones, de la realidad educativa actual y, finalmente, de las leyes y reglamentaciones vigentes. Este trabajo es arduo, pero hay que comenzarlo alguna vez.
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